22 de Agosto del 2025 | |
Páises Bajos | |
Nuclear Blast Records | |
Symphonic Metal |
01. Bluebeard’s Chamber
02. The Hermit and the Lover
03. The Fossilized Widow
04. My Lonely Crusade
05. Floriography
06. The Catastrophe That Is Us
07. A Last Sigh of Bliss
08. Green Light Across the Bay
09. I Buried Us
10. Harpy
Blackbriar es una banda neerlandesa que nació en el 2012, y poco a poco la banda comenzó a ganar más adeptos dentro del mundo Symphonic Metal, y por ello Nuclear Blast los ficho desde “A Dark Euphony” (2023), algo que fue provechoso para la banda, porque con el soporte de este titan dentro del metal mundial, la banda tiene asegurado conciertos, festivales, giras y demás. Entonces, dentro de asociación ellos editan la tercera producción de la banda llamada “A Thousand Little Deaths”. ¿Qué es lo que tendremos en este disco?... Pues veamos.
Países Bajos desde After Forever, Epica, Wihtin Tempation, Delain y muchas otras más, siempre fue una cantera tremenda para bandas de Symphonic Metal, algo que siempre da curiosidad de como un estilo siempre se adhiere más que otros en un determinado país, y eso que este mismo tuvo un pasado mucho más extremo con bandas como Asphyx, Pestilence y Sinister como las cabezas de la vieja guardia neerlandesa en sonido extremo. Entonces, ahora tenemos a una banda que puede ser casi nivel dentro del mundo metalero, porque a pesar de tener poco más de 10 años, ellos aún tienen en su carrera 3 álbumes, donde incluimos este “A Thousand Little Deaths”, el cual más allá de salir del concepto conocido, es una banda que está moviéndose muy bien dentro de su circulo Symphonic Metal, y ese fue el sentido que aprovecha bastante el sello alemán de Nuclear Blast, porque ve que la banda mueve en redes sociales y más allá de solo editar discos, es una banda que rinde a nivel conciertos y giras, porque con las bajas ventas de material físico, ese el nuevo camino para las nuevas bandas, porque más allá de este sentido y dentro de los 42 minutos, es un disco regular dentro de su estilo.
Desde que todo empieza con “Bluebeard’s Chamber” y termina con “Harpy”, el disco dentro de los 42 minutos no tiene una propuesta personal o distinguida dentro del mar de bandas de este estilo, y los motivos de porque estan con Nuclear Blast van más allá de mover solo redes sociales o demás, es rentable para invertir en giras y conciertos, porque este tipo de bandas atrae bastante al publico en conciertos o festivales, donde recuerdo muchas veces estar en festivales, y solo por curiosear mucha gente va a los escenarios donde este tipo de bandas se presentan, y quieran o no, tener una vocalista como imagen de la banda, hasta el día de hoy es lo que llama bastante la atención. Porque si nos enfocamos dentro de su música, el estilo tiene sabor de muchas otras bandas, y la voz de Zora Cock tiene ese concepto apegado al lado alternativo de lo que hizo Amy Lee de Evasnensce alguna vez, y como ahora ese lado alternativo también está en modo sensación en Europa, pues este concepto de los neerlandese se apega bien a todo este movimiento, además que su voz tiene un concepto angelical y que se enfoca en muchos sentidos a otro universo hasta un poco oscuro como en “Floriography” y “The Catastrophe That Is Us”, que te hace pensar en soundtracks oscuros.
“A Thousand Little Deaths” de Blackbriar tiene una sensación de ser música estándar dentro de este concepto Symphonic Metal, porque después de 3 a 4 vueltas, el disco no tiene alguna canción que se pegue completamente en la cabeza o puedas seguir escuchándolo luego o por horas. No te brinda ese efecto.
Páginas Oficiales: