Escribo pensando en que ojalá pueda llegar a mis 50 años con la vitalidad de Blythe. Empiezo.
Bogotá, más que en otras ciudades del país, se ha caracterizado a lo largo de la historia de la exploración (e importación) de la música extrema, como una ciudad demasiado abierta de los sonidos “Groove”, de hecho, algunos dirían que preferentemente, sonidos más americanizados. Y hago este énfasis máxime en este evento, que, si bien se dio en fechas posteriores al histórico Monsters of Rock, al concierto de Cynic y Beyond Creation, al concierto de Benediction, y un día antes al concierto de Pestilence, logró convocar a más de 1500 personas. Colombia, (Bogotá) si bien tradicional por definición en cuanto a la aceptación de géneros como el Death Metal y el Black Metal, también se encuentra abriendo sus puertas a un público con preferencias distintas y dispuestos a participar en la escena.
Lugar de la cita, Teatro Royal Center, sitio también escogido por Flora Music para llevar a cabo la ronda de recitales de Bogotá Metal Fest, Festival que en esta ocasión acogió a agrupaciones de la talla de Accept, Stratovarius, Grave Digger, Apocalyptica, Tenebrarum, y próximamente citará a los Alemanes Kreator y a los estadounidenses Testament, y por supuesto, las agrupaciones de nuestro interés en esta ocasión, Lamb of God y Syracusae, quienes, aunque no lograron el Sold Out, fueron apenas suficientes entradas vendidas para no ver a simple vista un sólo espacio en la localidad general y dejando apenas espacio en la parte final del teatro para quienes estuvimos circulando en el recinto durante el concierto.
Habitualmente hablo del sonido, de la puntualidad, del sitio del evento, pero en esta ocasión algo cambió durante el transcurso del concierto en cuanto a esa serie de reflexiones que por lo general me trasladan a un área mis críticas del ejercicio del “asistir a un evento”, siendo esta la oportunidad para sentir y ver la real conexión de un público con su artista más allá de los “detalles” técnicos que se puedan dar o no, y sobre los cuales carezco por completo de autoridad moral para opinar. Decirles de antemano que el sonido estuvo increíble para lograr que las entrañas vibraran como lo ha logrado y sigue logrando una agrupación como Lamb of God en esta ocasión es suficiente, y que el espacio fue el prometido y garantizado por la organización, logrando con creces una experiencia increíblemente coordinada por parte de la producción en general.
Syracusae como cuota introductoria y nacional del evento impresionó con sus visuales desde el primer segundo, entregando un show que cambió sonoramente de forma constante entre líneas progresivas y técnicas, incluyendo una gran descarga de energía por parte de sus cuerdas: guitarra y bajo; sin embargo, esta promesa del metal actual colombiano, más aún después de contar con la experiencia de tocar junto a Gojira durante el 2022, me quedó algo corta con la puesta en escena del vocalista, que si bien logró conectar con un público que ya conoce sus canciones y sus letras al punto de corearlas y moverse con ellos, lo vi algo más pequeño que en otras oportunidades en las que ha llegado incluso a cambiarse de atuendo en escenario a fin de mantener la línea de energía con el público; sin embargo, considero que en esta oportunidad, aunque extrañé esa grandeza con la que sí cuenta, lograr esta sincronización con el público en medio de la interpretación de sus temas ante la expectativa de Lamb of God, equilibró por completo esta sensación de ausencia ante su histrionismo. Grandísima interpretación del tema “Natsukashii”, me encanta ese tema.
21:00 en punto y Lamb of God ya se encuentra entrando al escenario en medio del arpegio ya característico de “Memento Mori” y el grito ensordecedor de los fanáticos que al primer rugido de Blythe empezó a saltar en todo el teatro. Un show de luces impecable durante toda la presentación no pudo más que ambientar la enorme puesta en escena de los americanos y que en particular en este tema, logró enganchar 100% al público de inmediato y sin ningún tipo de introducción pretenciosa ante un público tan nutrido. Mosh desde “Memento Mori” hasta “Redneck” sin descanso de los involucrados y que hizo que el teatro vibrara aún más en compañía de los estadounidenses.
Si bien en esta ocasión no contamos con la agrupación original debido a la ausencia de Adler, Phil Demmel logró conectar de forma magistral con Campbell durante toda la presentación. Logré conmoverme no únicamente por la conexión del público con la puesta en escena de la banda, sino por la composición de los asistentes como tal: Incluyendo a varios metalheads “tradicionales” ataviados con su chaqueta de cuero y sus taches habituales, en medio de los asistentes más jóvenes con el cabello corto y sus expansiones enormes, amalgamados también con varios asistentes rockeros a todas vistas de más de 60 años (No muchos, claro está) en un contexto en el que más de un melómano conocedor de la banda pero no de la escena se sintió incluido en los remolinos que supo mantener LoG durante todo su show.
No soy fanática de Lamb of God, y aunque sí conocía el set y los temas, asistí sin ninguna expectativa, creyendo mantenerme fiel a los gustos un poco más tradicionales que me caracterizan, pero en esta ocasión la misma energía de los asistentes, el mismísimo Randy impulsando sus larguísimos dreads, el suelo vibrando bajo mis pies, todo, hizo que yo saltase y corease en medio de un grupo de gente feliz, y en algo que jamás llegué a pensar saltar y corear. Indiscutible preguntarme si realmente el metal en Colombia llegó a su límite y su extremo en medio de lo que ya conocemos como “Metal” y en medio de las opiniones de un público extremadamente difícil, que con el tiempo se ha hecho más difícil.
A los shows a los que he asistido en mis cortos pasos como cronista para este medio, siempre destacan los comentarios negativos de los asistentes acerca del sitio, acerca del sonido, acerca de la organización, acerca de la convocatoria de las bandas, acerca de los detalles técnicos de los músicos, de sus equipos, de los equipos del establecimiento, y en medio de tanta crítica, ¿Disfrutan el Show? ¿Disfrutamos el Show? En el curso de un espectáculo que dio cátedra y habida cuenta de que el sentido de ir a ver a un artista en vivo se trata de formar ese lazo y consolidarlo con los demás fanáticos en medio de la alegría y la fiesta, Lamb of God dio espacio para responder esa pregunta, poniendo como contexto un set de 15 temas en los que la banda no paró, y el público no paró a detenerse en todo aquello que pudo ser desastroso pero que finalmente no lo fue.
Si bien el groove no es lo mío y lo ratifico, puedo decir que, de acuerdo con el criterio de otros asistentes quienes ya habían visto a LoG tocar durante otras fechas en oportunidades anteriores, participé en el mejor show de la banda en Colombia, y que tuve el honor de escribir acerca de lo que para mí ha sido mi espectáculo favorito a la fecha en mi paso para este medio.
Lista de Canciones:
1. Memento Mori
2. Ruin
3. Walk with Me in Hell
4. Resurrection Man
5. Ditch
6. Now You've Got Something to Die For
7. Contractor
8. Omerta
9. Set to Fail
10. Omens
11. 11th Hour
12. 512
13. Vigil
14. Laid to Rest
15. Redneck
Crónica realizada por: Nigrvm